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El Manneken Pis es el símbolo inequívoco de Bruselas. Esta pequeña y simpática estatua de 55,5 centímetros de altura, que representa a un niño orinando en una fuente, es una de las principales atracciones de la ciudad.

La famosa estatua de bronce se encuentra ubicada a escasos 30 metros de la Grand Place. Curiosamente, existe una figura hermana muy cerca conocida como Jeanneke Pis.

 

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Historia del Manneken Pis

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La palabra Manneken Pis significa “el pequeño hombre que mea”, por lo que su denominación correcta sería Menneke Pis, que en cambio es “el niño que mea”. Se dice que el Manneken Pis se creó en 1388, aunque la primera mención en documentos oficiales data de 1451.

A lo largo de la historia, ha sido objeto de intentos de robos y vandalismo, un mal que no es exclusivo de nuestro tiempo. Han sido muchas las veces que despareció de su zócalo, llegando a parar incluso al fondo de un río. En 1619 fue sustituida por una nueva versión de bronce.

Debido a estos numerosos robos, la estatua que puedes ver actualmente es una réplica. El original se encuentra en el Museo de la Ciudad, en la Casa del Rey de Grand Place. En este museo podrás ver además los trajes (más de 900 en total) que ha llegado a usar a lo largo de los siglos.

Leyendas y mitos

Existen varias leyendas que acompañan al Manneken Pis. Si bien ninguna de ellas puede ser corroborada como cierta, siempre gusta pensar que fue así como ocurrió. Estas son las más conocidas:

 

  • El bebé y el roble. Se cree que durante una de las guerras belgas, robaron al hijo de Godofredo de Lorena, colocándolo en lo alto de un roble colgando de una rama. En medio de la batalla el niño se despertó, se levantó y orinó. Se dice que este hecho provocó una inyección moral al bando de su padre.
  • La segunda leyenda es tal vez la más conocida. Cuenta que durante una de estas guerras entre belgas y holandeses, un niño iba paseando por el campo y al encontrar una bomba a punto de estallar, orinó en la mecha y la apagó, salvando numerosas vidas.
  • La tercera cuenta cómo un niño gustaba de hacer sus necesidades en la pared de la casa de una bruja. Ésta muy molesta, tenía planeado hacer un conjuro y convertirlo en piedra. Pero uno de los vecinos que supo de su estratagema, hizo huir al niño y en su lugar colocó la figura de bronce, salvándole la vida.

Aunque lo más probable es que se deba sencillamente a lo humorístico de la figura. Se cree también que puede estar basada en el símbolo de la fertilidad representado por cupido orinando, en la época Greco Romana.

El símbolo de Bruselas

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Es frecuente escuchar a turistas decepcionados después de ver el diminuto tamaño del Manneken Pis. Y es que la icónica imagen apenas mide 55,5 cm de altura y no es difícil que pase desapercibida. Más bien es fácil de encontrar por la cantidad de gente agolpada entre las calles L’Etuve y Chene, donde se encuentra.

El Manneken Pis representa lo más profundo y auténtico de la cultura belga: su innegable original sentido del humor y su libertad de espíritu.